“El pescado tiene una alta huella de carbono”. FALSO

En la actualidad, la búsqueda de alternativas sostenibles en la producción de alimentos se ha convertido en una preocupación global. La huella de carbono, es decir, la cantidad de gases de efecto invernadero emitidos durante el ciclo de vida de un producto, es un factor crucial a considerar. A diferencia de lo que muchos medios y organizaciones interesados exponen, el consumo de pescado se destaca como una opción con una menor huella de carbono en comparación con otras fuentes de proteínas, como la carne, los frutos secos o el tofu.

Huella de carbono del pescado

Según numerosos estudios científicos, la producción de pescado genera una huella de carbono significativamente menor en comparación con la producción de carne. En promedio, la producción de una porción de pescado emite aproximadamente 2,2 kg de CO2 equivalente, mientras que una porción de carne de vacuno puede llegar a emitir alrededor de 26,5 kg de CO2 equivalente. Esta diferencia se debe a varios factores, como la alimentación de los animales y los procesos de cría.

Comparación con la carne

La producción de carne, especialmente la de rumiantes como el ganado vacuno, requiere grandes extensiones de tierra para el pastoreo y la producción de alimento. Además, los rumiantes generan grandes cantidades de metano, un gas de efecto invernadero muy potente. Por otro lado, la acuicultura, que es la cría de peces, tiene un menor impacto en la tierra y emite menos gases de efecto invernadero.

Comparación con los frutos secos y el tofu

Los frutos secos y el tofu también son fuentes populares de proteínas alternativas. Sin embargo, la producción de frutos secos a gran escala puede requerir grandes cantidades de agua y energía. Además, su transporte a larga distancia puede aumentar su huella de carbono. Por su parte, el tofu, elaborado a partir de la soja, puede tener una huella de carbono similar a la del pescado, pero el cultivo de soja también puede estar asociado con la deforestación y la pérdida de biodiversidad en algunas regiones.

Fuentes

• Según un estudio publicado por la Dra. Jessica Gephart, asesora científica de la ONG Oceana, titulado «Environmental performance of blue foods», concluyó que la pesca salvaje tiene en promedio una huella de carbono más baja frente a la carne roja, el queso o el pollo.
• El informe de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) de 2022, «The State of World Fisheries and Aquaculture», proporciona datos y análisis detallados sobre la producción de pescado y su impacto ambiental.

Conclusión

A medida que la preocupación por el cambio climático y la sostenibilidad crece, es esencial evaluar el impacto ambiental de nuestras elecciones alimentarias. Los datos disponibles respaldan la afirmación de que el consumo de pescado tiene una huella de carbono menor en comparación con otras fuentes de proteínas, como la carne, los frutos secos o el tofu. Sin embargo, es importante destacar que la sostenibilidad no se limita solo a la huella de carbono, y otros aspectos como la sobrepesca y la acuicultura responsable también deben considerarse al elegir nuestras fuentes de proteínas.

Esta historia es real, pero en Europa les da igual. La situación de la industria pesquera española (tanto barcos, barcos de fondo, industria del congelado y del enlatado) se encuentra en una situación insostenible ante la presión, alejada de toda realidad, de la legislación europea y la invención de falsos mitos por parte de determinados sectores interesados de asociaciones ecologistas. Este contexto debilita año a año a nuestros profesionales con regulaciones incompatibles con la realidad, eliminando tejido industrial, puestos de trabajo  y dando pie a que el principal productor de europa se vea cada vez más limitado.

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